ANDREAS HA SALIDO DEL GRUPO
En ocasiones los temas de nuestras reuniones no difieren demasiado de la de cualquier comunidad de vecinos, asociación cultural, sindicato, círculo teatral o grupo de montaña. La administración de la burocracia y el tedioso papeleo es similar en todos lados.
A diferencia de esos grupos, el método que se sigue en las reuniones, el deber de silencio, el respeto a la palabra de los demás, la forma y la simbología que nos acompaña permite un aprendizaje, que fuera, igual sería más difícil.
En la última reunión, un punto del orden del día de mero trámite, del informe de altas y bajas producidas en la logia por parte del secretario me permitió una reflexión que comparto.
Un compañero causaba baja, y estando presente, quiso explicar los motivos para lo cual, tomó la palabra informando a los asistentes que le escuchaban con expectación: tras muchos años en nuestro país debía volver, con pesar, a su país de origen como consecuencia de un traslado laboral.
Como masón bisoño conozco poco a este compañero: solía ocuparse de las cuentas en la logia y en alguna ocasión, frente a un café en el bar de la esquina, me había explicado que tras pasar por el mundo de la academia había desarrollado casi toda su vida laboral en la industria farmacéutica. Con estas tres pinceladas había construido toda una persona en mi imaginación. Sin embargo, tras su alocución, diversos compañeros intervinieron para expresar, con un sentimiento y emoción evidentes, la importancia que había tenido la presencia de esta persona en sus vidas, mostrando una dimensión más profunda, rica y multifacética de él, lo que rompió la imagen que me había creado.
La reflexión que quería hacer es que quizás conocemos de la gente sólo una faceta, y a partir de ella construimos lo que nos falta, que se puede parecer a la verdad bien poco.
Probablemente sea una ventaja evolutiva completar la información que nos falta con imaginación y experiencias pasadas, de tal manera que si el tono de una voz nos recuerda a una persona querida, nos parece más simpática mientras que si el pelo o los gestos lo son de una persona que no lo era, nos predispone negativamente, de la misma manera que si nos cortamos con una navaja tendremos cuidado para no asirla de la misma forma la próxima vez; y si una fruta madura nos gusta más que una verde, procuraremos las siguientes en la misma condición.
Hay que dudar metódicamente hasta de nosotros mismos y de vez en cuando cuestionarse si nuestro criterio ha sido nublado con prejuicios y estereotipos construidos en base a unas pocas experiencias.
La francmasonería no profesa ningún dogma y trabaja en una permanente búsqueda de la verdad, por ello las disertaciones publicadas en esta web no deben ser interpretadas como el posicionamiento de la Logia Gea en los temas tratados, sino como la expresión de la opinión de uno de sus miembros con el objetivo de incitar a la reflexión y al debate constructivo que nos permite cumplir con los deberes masónicos con un mejor conocimiento de causa.
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