DE OCA EN OCA Y TIRO PORQUE ME TOCA

(Juego de la oca, de la imprenta de Juan Francisco Piferrer en Barcelona, siglo XIX)

DE OCA EN OCA Y TIRO PORQUE ME TOCA

Durante muchos años he estado sin mover ficha, pero estar encasillada no es mi estilo, no me encontraba completa. Quería arriesgar y avanzar en el juego de la vida y en el mes de noviembre del año 2023, moví ficha y llamé a una puerta. El trece de abril de 2023, inicié la partida. No conocía bien las reglas, ¡ahí voy con todo! y ni con las espadas, salí corriendo.

En ese momento tiré los dados y ¡vaya! La primera casilla en la que caigo es la muerte, ¡que susto! Fui consciente del poco tiempo que disponemos para aprovechar una vida que es efímera, que todos somos iguales ante la muerte, y desde ese momento soy consciente de que debo rectificar para encontrar a mi verdadero yo, al poder interior que está dentro de mí y que es el que me hace ir en una buena dirección.

Rebotaron mis dados de nuevo sobre el tablero, de oca a oca y tiro porque me toca.

Pasé, no sin dificultad, por una puerta muy pequeña. Fue como salir de nuevo del vientre de mi madre, con la profunda ignorancia de una neófita que no sabe ni en qué dirección ha de andar.

Muchas ocas me auxilian en el camino, gracias a ellas voy avanzando. En especial hasta el momento, tres ocas me han guiado en la dirección correcta y ayudado a entender los mensajes y a ir superando retos en este peregrinaje.

De puente a puente y tiro porque me lleva la corriente. No tengo dedos suficientes para contar las veces que me dejo llevar por la corriente…pero…

He aprendido, en este año que estoy con vosotros que, cuando me vuelvo fluida como el agua, penetro en todos los poros de la tierra, y aprendo de y con vosotros.

Y en cada encuentro voy de oca en oca y tiro porque me toca y me gusta el juego, con un poco de suerte caigo en la casilla de los dados, a veces avanzo y otras retrocedo.

En estas, hay un momento de descanso, una posada, paramos un turno, pero estamos juntos celebrando una cena; es el momento de las risas, de relajarse y de conocernos. Ciertamente en el descanso hay mucho que observar y mucho que aprender y es el momento mágico de conseguir que todos estemos unidos, a gusto, compartiendo. ¡Quién no necesita descansar de vez en cuando!

Cuando la partida se inicia de nuevo aprendo, a veces a mazazo limpio, que, cuando dejo de sentir carencias, todas las cosas vuelven a mí. Cuando dejo de pelear con el mundo, todos se acercan con cariño. Cuando acepto, me transformo. Cuando he renunciado a la guerra, siento que he ganado la batalla.

Gracias a la suerte caí en la casilla del pozo, sin duda es lo mejor que me ha pasado, en el pozo encontré el silencio. Cuando me inicié en este desafío, había que ponerme una mordaza.

¡Qué difícil ha sido aprender lo que significa el silencio que encontré en el pozo! “He tocado fondo”, tuve que caer varias veces en esta casilla para entenderlo, a veces soy un tanto espesa, pero he aprendido en esta primera etapa que cuando aquieto la mente, todo un universo se pone a mis pies, cuando no me apresuro, todo se acerca a mí, cuando dejo de querer controlar el mundo, el mundo se acomoda, yo me acomodo a mí misma. Nunca he estado más activa que cuando estoy en silencio. Para salir de pozo he contado con ayuda, sola no habría salido.

Los laberintos de la vida me despistan, y me digo, “estoy más perdida que un pulpo en un garaje”, las apariencias engañan, retrocedo y busco salida, y cada vez que me pierdo, voy encontrándome, cuando dejo atrás mis condicionamientos algo de luz me guía hacia el camino de salida, pero estoy vislumbrando muchos caminos distintos, el camino correcto está escondido aún para mí, voy paso a paso, no tengo prisa, me está costando mucho no perderme, nada se consigue sin esfuerzo y la búsqueda por sí misma ya me recompensa.

Voy paso a paso y caigo en la cárcel, y ¿cómo salgo de aquí?, me pregunto, ¡pero si soy abogada! Pues, no me ha servido la oratoria, pero sí saber escuchar.  ¡Qué ignorante somos cuando creemos que sabemos!, ¡Cuántas veces he hecho responsables a los demás y no he sido consciente de que el error estaba en mí!  El silencio de la cárcel me ha hecho consciente de la necesidad de pulir mis aristas, yo puedo cambiar y en ello estoy, de hecho, el silencio me ha enseñado a respetar, a oír mi voz interior. Es mi pausa reflexiva para valorar vuestros mensajes, me hace participar y apoyar a mis compañeros, en él encuentro respuestas.

En la cárcel estoy sola, el mundo se detiene, me enfrento a mis miedos. La vida es como una película de suspense, ¿cómo va a ser mi vida de ahora en adelante? ¿Seré capaz? ¿Lo estaré haciendo bien? ¿Cómo soy realmente? ¿Qué busco?

Cuento con herramientas para el viaje y con una gran determinación que va al encuentro de quien soy y me susurra lo que quiero, … ¿qué quiero realmente?

Uniendo la razón, la fuerza y la pasión, llego más lejos. ¿Pero… a dónde voy?

En este recorrido de la oca, como en el viaje de la vida el primer paso que doy siempre es el más importante, me asaltan dudas, me enfrento a problemas y dificultades, pero es el juego, es mi camino, cada momento es único y hay que aceptarlo. Las herramientas me enseñan a vivir en el presente y a no añorar el pasado y temer el futuro.

Vuelvo a caer en la casilla de la muerte, ya no tengo susto, esta casilla me da la oportunidad de resetearme, volver a empezar y voy a necesitar muchas veces volver A caer en la muerte. Sin duda la experiencia del viaje me ayuda a corregir errores, a hacer las cosas de manera distinta, mejor. ¡Qué bueno es tener la oportunidad de iniciar el camino, una y mil veces!

Y lo importante no es ganar, sino jugar y perseverar en el juego de la vida.

Nuestra existencia es un mapa en el que estamos todos, cada uno jugando una partida diferente con los dados que nos toca.

¿Tenemos el control de nuestra vida? O simplemente la vida tiene planes distintos de los nuestros.

Claramente no podemos controlar lo que nos pasa, pero sí cómo decidir enfrentarnos a ello. La vida es solo un juego, no importan los dados.

Y después de tantas preguntas que me surgen en el camino, realmente ¿sé dónde voy y lo que quiero?

Mi respuesta es, que solo busco una mejor versión de mí misma, eso es a lo que aspiro, nada más y nada menos y no importa llegar al jardín de las ocas, aún me quedan muchos pasos, no hay prisa.

Sola no puedo, con mis compañeros, sí.

Os toca tirar.


La francmasonería no profesa ningún dogma y trabaja en una permanente búsqueda de la verdad, por ello las disertaciones publicadas en esta web no deben ser interpretadas como el posicionamiento de la Logia Gea en los temas tratados, sino como la expresión de la opinión de uno de sus miembros con el objetivo de incitar a la reflexión y al debate constructivo que nos permite cumplir con los deberes masónicos con un mejor conocimiento de causa.


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