DESPERTAR ¿DE QUÉ? - A lo largo de la historia se han advertido numerosos movimientos que animaban a los ciudadanos “quitarnos la venda de los ojos” o a “despertar”, y yo me pregunto ¿hacia qué? ¿despertar de qué?
Pero no nos engañemos, el fondo de muchos de estos movimientos no es un sano despertar o de desprenderse de la venda de los ojos para percibir la luz; más bien hablan de “despertar” como implantación de una cosmología determinada para romper con la que ellos consideran “injusta” o “que enferma a la sociedad”.
Así, Adolf Hitler hizo referencia en numerosos discursos (vid. Discurso de 1 de febrero de 1933) al “despertar del Pueblo Alemán” o los modernos movimientos nacional-revolucionarios europeos que proclaman “Despierta Ferro” o “Despierta Europa” para reivindicar una insurrección en Europa en nombre de una noción extraña de “libertad” para “salvar” al Pueblo que, de acuerdo con su ideario, está siendo esclavizado y sometido, bajo las directrices de unas supuestas élites en las sombras que pretenden corromper Europa.
Esta “revolución” o “despertar”, cuyo fondo no ha variado apenas en 100 años, reivindicaba “devolver a Europa” su gloria y “salvaguardar” su historia, acabando con las “élites” (judíos, francmasones, operadores financieros, etc.) que, desde las sombras, la estaban carcomiendo para lograr sus intereses.
Durante la pandemia hemos asistido al nacimiento de otro movimiento del “despertar”, el que señalaba que el COVID-19 era una “conspiración” para robarnos Derechos y que debíamos “quitarnos la venda” y dejar de ser manipulados por el Estado criminal y sus élites (de nuevo estamos en la pomada) que pretendía “encarcelarnos en casa” e “imponernos” la inoculación de un “veneno” para controlarnos.
El último movimiento en sumarse a este llamamiento a la catarsis y a elevar el estado de conciencia es el llamado “movimiento despertar” o, como prefiero llamarlo, “movimiento de la cancelación”, también llamado “movimiento woke”, que está disfrazado de una noción de progreso y tolerancia, que encierra, al igual que otros “despertares”, el más salvaje y fanático dogmatismo, que se erige en el fondo como una doctrina puritana y paternalista pero trata de esconderse bajo la apariencia de ética libertaria y progresista que, además, se arroga una suerte de superioridad moral abrumadora que cancela y defenestra todo aquel ideal diferente y alternativo.
Particularmente, comparto plenamente este ideario de progreso e igualdad, pero discrepo del modo, con la visión reduccionista del mundo y supremacista de la moral que, además, representa un desprecio implícito a quienes pretenden defender, dado que sus defensores son quienes se arrogan la potestad de decir que ayuda o que perjudica a estos grupos de personas paternalistamente vistas como “oprimidos”, sustrayéndoles su capacidad de reivindicar sus derechos por sí mismos.
Todos estos movimientos de “despertar” tienen un rasgo en común y es, además de su modelo rupturista salvaje, la defenestración del libre pensamiento derivado de una visión rupturista y dogmática, partiendo, efectivamente, de que “todos están dormidos” y ellos están “despiertos”, lo que implica que se parte desde un plano de superioridad respecto al otro.
El Francmasón, es capaz de apreciar la luz recibe la enseñanza nuclear que deberá guiar su andar iniciático: la de libre pensamiento, la luz que le permitirá apreciar nítidamente todos los ángulos y matices de la realidad.
Es por ello por lo que, tal como yo lo entiendo, la retirada de la venda de los ojos es, simbólicamente, una indicación, una señal de que su primera herramienta es la de deber comprender todos los planos del mundo, la de ser constructor de sí mismo para la humanidad, sin dogmatismo, sin erigirse en un plano superior, tomando el control de su razón y usando la diversidad, tanto la que “nos gusta”, como la que “no nos gusta” como herramientas de trabajo, aprendizaje y progreso moral.
Ese es para mí el libre pensamiento, ese es el genuino germen de la autosuficiencia moral, que ayudará a proyectar una ética que contribuirá a construir el templo de la humanidad.
Como Francmasón uno de mis ideales es la libertad y emancipación del ser humano y uno de los elementos más determinantes a tal fin es, precisamente, la educación, el espíritu crítico y la racional responsabilidad para tomar las riendas de nuestra vida y no dejarnos arrastrar por una de las más bajas pasiones: la del pensamiento dogmático.
Concluyo señalando que yo, como francmasón y, por tanto, como librepensador, no puedo entender como ideas de progreso o de “despertar” aquellas que tratan de imponer una visión del mundo determinada, unos paradigmas determinados o proponer coactivamente una determinada moral, pese a que pueda estar de acuerdo con ellas porque, no lo olvidemos, la Humanidad solo estará en la senda del progreso y en camino hacia su Edad de Oro cuando cada una de las personas que la forman sea capaz de, aprendiendo y comprendiendo a los demás, deconstruir sus viejos paradigmas y construirse una moral propia a través de las herramientas de pensamiento crítico que nos brinda la razón.
La francmasonería no profesa ningún dogma y trabaja en una permanente búsqueda de la verdad, por ello las disertaciones publicadas en esta web no deben ser interpretadas como el posicionamiento de la Logia Gea en los temas tratados, sino como la expresión de la opinión de uno de sus miembros con el objetivo de incitar a la reflexión y al debate constructivo que nos permite cumplir con los deberes masónicos con un mejor conocimiento de causa.
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