EQUINOCCIO DE PRIMAVERA 2024 - “Si llega el invierno, ¿puede la primavera estar tan lejos?” – se preguntaba el poeta inglés Percy B. Shelley. Los almendros han florecido hace unos días y nos anuncian que efectivamente ya tenemos aquí la nueva estación. Según cuenta la leyenda, cuando Adán y Eva fueron expulsados del Paraíso, el ángel se apiadó de ellos que temían encontrarse en un espacio frío e hizo florecer este árbol.
Se acaba el invierno frío y oscuro de noches eternas, ya sentimos el cosquilleo que anuncia la llegada de la primavera cargada de vida, color y alegría. El sol generoso esparce su luz de manera uniforme sobre el planeta, florecen los campos y el hombre sale fuera a compartir su felicidad con festivales y ceremonias
Dejemos atrás lo viejo y demos la bienvenida a lo nuevo, sembremos nuevas ideas y proyectos para conectarnos con esa fuerza de la vida.
La palabra equinoccio proviene del latín “aequinoctium”, qué significa noche igual. El día dura tanto como la noche. Es un momento de equilibrio y estabilidad en el ciclo dual de nuestro universo que se manifiesta en la lucha eterna de la luz y la oscuridad, del bien y del mal.
Este es un momento astronómico que sucede cada año entre el 20 y 21 de marzo en el hemisferio norte, cuando el sol ingresa en Aries, signo zodiacal vinculado al comienzo, al renacer, y al crecimiento, y es el día en que el sol saldrá exactamente por el este, y se pondrá por la tarde justo en el oeste, lo que nos hace recordar dos cosas, una es el inicio y el fin de nuestros trabajos como francmasones aprendices, la otra que si bien en los meses fríos nuestra mente pensaba y hacía planes, ya ha llegado el momento de ejecutarlos.
Alegóricamente, el equinoccio representa el renacer de la vida y del regreso de la luz, y en su simbolismo cósmico señala el momento del enlace nupcial entre el Sol como deidad masculina y Gea, la diosa Tierra, momento en el que la naturaleza y todas sus criaturas emergen de su estado de hibernación y salen al encuentro del otro, hacia el cortejo, el amor y la transformación.
El equinoccio de primavera fue el comienzo del año en prácticamente todos los calendarios de la antigüedad.
Los romanos contaban con varias fechas para celebrar los mitos vinculados al final del invierno y el arranque de la primavera. El 14 de marzo, un hombre cubierto de pieles que representaba el demonio del invierno, era azotado hasta ser expulsado de la ciudad.
Llegados al 22 de marzo se celebraba el Arbor Intrat, en que se conducía en procesión hasta el templo de Cibeles en el Palatino, un pino talado en el bosque sagrado de la diosa y adornado por cintas y violetas. Se exponía cubierto con un sudario como si fuera el cadáver del difunto Atis, esposo de Cibeles y se celebraba un triduo de duelo, en que la gente veneraba la reliquia al son de una música de fondo a base de plañidos y sones de flautas curvas y se golpeaban sus pechos con piñas secas o con sus manos hasta hacerse heridas en sus propios cuerpos en recuerdo de la castración de Atis.
Tras ello, el día 24 de marzo, considerado como Dies Sanguis (Día de la Sangre), se procedía a enterrar el pino en un sótano al son de trompas de boj, tambores, crótalos y otros instrumentos de percusión en medio de danzas que alcanzaban tal grado de frenetismo que los danzantes y sacerdotes oficiantes solían, como mal menor, hacerse cortes en los brazos regar con su sangre el pino y los altares por su divina y de su devoción por Cibeles, por Atis y por el pino sagrado.
La noche del 24 al 25 de marzo transcurría en una vigilia que se rompía al amanecer del 25 con la proclamación a gritos de “evohé” de la resurrección de Atis celebrando posteriormente una gran fiesta.
Nuestra cercana fiesta de la semana Santa, sin duda es una herencia, una transformación una vez más de una fiesta pagana al cristianismo, en los que los ritos guardan la similitud de la muerte con derramamiento de sangre para después celebrar la resurrección. Pascua quiere decir "pasaje o tránsito" en hebreo, y es innegable la resonancia simbólica que estas palabras tienen para nosotros, pues aluden a la idea de pasar o ir de un lugar a otro, que es el sentido que también tiene la iniciación, concebida como paso o peregrinación de las "tinieblas a la luz", o de la ignorancia de los principios y sus leyes universales al conocimiento y conformidad. En las tradiciones judía y cristiana, la pascua, es el rito de la renovación.
Los judíos adoptaron esta fiesta de origen pastoril y agrícola, en su celebración más solemne, el Pesaj que recuerda la liberación del pueblo hebreo de su cautiverio en Egipto.
Y no podemos olvidar el festival Holi en la india, que marca el final del invierno y la llegada de la luna llena, festejando el color con lanzamiento de polvos del colores, venciendo el dios que representa el bien al dios que representa el mal
En la Iglesia de San Juan de Ortega en Burgos el equinoccio se anuncia con un rayo de luz solar que penetra en el templo iluminando el capitel de La Anunciación. En el templo masónico el equinoccio de primavera también nos lleva a la luz y su importante significado simbólico.
Vivimos en una época en la que el equilibrio está cada vez más amenazado en un mundo lleno de incertidumbre ante la situación geopolítica, económica, social...en la que nos vemos todos afectados de alguna manera. Entre tanta inestabilidad debemos esforzarnos por buscar la mayor armonía posible con nosotros mismos así como con quienes nos rodean. Como decía el poeta Pablo Neruda: “Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera.”
¡Nuestro trabajo florecerá y dará buenos frutos!
FRATRES AEQUINOCTIUM FONS ADVENIT.- hermanos el equinoccio de primavera ha llegado.
https://es.wikipedia.org/wiki/Equinoccio
https://www.arteguias.com/monasterio/sanjuanortega.htm
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