Grabado de representación de María la Profetisa del libro de Michael Maier Symbola Aurea Mensae Duodecim Nationum (1617)
INVENTANDO EL BAÑO MARÍA
Para preparar un flan, comenzamos mezclando 4 huevos, 500 ml de leche y 100 gramos de azúcar en un recipiente. Es importante batir bien la mezcla hasta obtener una textura homogénea. Luego, vertemos esta preparación en un molde que habremos caramelizado previamente, lo que le dará ese toque dulce y característico.
El siguiente paso es cocinar el flan al baño maría. Este proceso consiste en colocar el molde con la mezcla en una olla con agua caliente, asegurándonos de que el agua cubra el fondo del molde, pero sin llegar a sumergir completamente la mezcla. Es ideal que el agua esté caliente, pero no hirviendo. Cerramos la olla y dejamos cocinar el flan durante unos 40-50 minutos, vigilando que el agua no se evapore por completo. Sabremos que el flan está listo cuando al pincharlo con un palillo, éste salga limpio. Después de la cocción, retiramos el molde con cuidado y dejamos enfriar antes de desmoldarlo. ¡Y listo! Ya tenemos un delicioso flan para disfrutar.
Este proceso de cocción, el baño maría, tiene una historia fascinante que nos conecta con la ciencia y que hoy, 9 de noviembre, día internacional de las personas inventoras queremos recordar.
Se asocia con una de las grandes inventoras de la historia de la alquimia: María la Judía, también conocida como Miriam la Profetisa o María de Alejandría. Esta figura legendaria, que vivió en Egipto entre los siglos I y III d.C., (no existe fecha concreta) es considerada una de las primeras mujeres alquimistas y una pionera en el desarrollo de técnicas científicas. Su legado ha perdurado a lo largo de los siglos y es mencionada en los textos de Zósimo de Panópolis, (Panópolis, III-IV d.C.) uno de los primeros alquimistas cuyas obras se conservan en la Biblioteca Nacional de París.
María la Judía fue una figura clave en la alquimia, un campo precursor de la química moderna. Se cree que fue la inventora del baño maría, un método que originalmente se utilizaba para calentar sustancias de manera controlada y uniforme, un proceso crucial para las prácticas alquímicas. Este método consiste en calentar una sustancia indirectamente, sumergiéndola en un recipiente con agua caliente, lo que permite un control más preciso de la temperatura.
Aunque este método nació en el ámbito de la alquimia, fue en el siglo XVIII cuando comenzó a utilizarse en la cocina, principalmente para conservar y esterilizar alimentos. Hoy, el baño maría es una técnica común en la preparación de postres como el flan o el chocolate, y también se emplea en la fabricación de productos cosméticos o farmacéuticos.
Así, mientras disfrutamos de este delicioso flan, recordemos a María la Judía, quien no solo dejó una huella en la historia de la ciencia, sino también en nuestra cocina. Su legado, que perdura hasta hoy, nos recuerda cómo la ciencia y la creatividad humana han sido esenciales para mejorar nuestras vidas, ¡incluso en los postres!
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