LA CASA DE UN MASÓN QUE TRABAJÓ EN BENEFICIO DE LA HUMANIDAD DOLIENTE
En Alhama de Aragón nos encontramos con una casa conocida como LA CASA DEL MASÓN sin más.
Tiene cuatro plantas que están bien diferenciadas por unos zócalos pintados en otro color y si observamos el de la primera planta veremos una variedad de signos masónicos.
Esta casa perteneció a Manuel Matheu Rodríguez. Nació en Barcelona en 1799 y murió en 1872. Fue masón, según referencia escrita encontrada en la Biblioteca Arús de Barcelona.
A la vuelta de Fernando VII por sus ideas liberales y Constitucionales tuvo que exiliarse a Portugal, Francia e Inglaterra. Muerto Fernando VII volvió a España y comenzó su carrera ascendente en los negocios.
Participó activamente en la política apoyando a la Regente y luego a la Reina Isabel II.
En 1829 se trasladó a Madrid donde con sus contactos con las altas esferas y sus operaciones urbanísticas le proporcionaron una inmensa fortuna.
Por otro lado, en la sombra, fue un prestamista incondicional del Estado. Llegó incluso a empeñar toda su fortuna para ayudar al Estado en sus pagos en 1855. En la revolución de 1854, el Bienio Liberal, la llamada Vicalvarada, le prestó un millón de reales de vellón y en su testamento dispuso que eran irreclamables. Acérrimo defensor de las ideas liberales y Constitucionalista. Participó en las guerras entre Carlistas y Liberales, equipando a unos o a otros; pero siempre apoyando a los liberales y sin importarle perder parte de su fortuna. y arriesgando lo que fuera necesario.
Las aguas termales de Alhama de Aragón habían sido conocidas por los romanos y por los árabes y luego cayeron en el olvido.
Matheu llegó a Alhama de Aragón inmensamente rico e influyente en 1850. Con una salud muy quebrantada por la artrosis. Apenas podía mover las manos. Allí se trató con excelente resultado. En los Baños de San Fermín.
Compró el castillo árabe, lo restauró y puso la primera piedra de las futuras termas que se inauguraron en 1860. Hoy tienen el nombre de Termas Pallarés, pues a su muerte los herederos se lo vendieron a esta familia, también catalana.
Compró fuentes y terrenos a los lugareños tanto por dinero como por presión.
Hizo que el ferrocarril se desviara y parase en el Balneario; él era accionista.
Se le ocurrió hacer un lago en un lugar cercano donde lavaban el esparto y estaba lleno de manantiales, y un jardín recordando los bosques con ninfas.
Construyó una casa palacio para la realeza. Lugar donde se hospedó el marido de la reina Isabel II, Francisco de Asís; y el marido de la infanta Luisa Fernanda, Antonio de Orleans. Unos baños lujosísimos estilo neo mudéjar para los reyes. Y un panteón para él y su familia también con signos claramente masónicos. Hoy todos estos edificios están abandonados y olvidados.
En 1860 ya se inauguró el conjunto. Tenía una fe ciega en esas aguas. Que mejoraban notablemente sus dolencias. Él iba y venía de Madrid a Alhama continuamente en el ferrocarril.
En la propaganda del balneario decía “Para beneficio de la humanidad doliente”. En ese balneario se trataban ricos, las más altas esferas, y pobres.
Conocida es su implicación directa en el tratamiento y en la cura de los 16 niños de Bubierca “los niños del agua” en 1866. Enfermos de Coqueluche, enfermedad altamente mortal en niños.
En una reseña claramente masónica publicada en Madrid en 1865 se señalaba:
“La idea de prestar un servicio a la humanidad doliente nos lleva a escribir esta sucinta reseña…Impulsamos igualmente el cumplimiento de un deber que consideramos sagrado, puesto que todos estamos obligados a contribuir al alivio de los males ajenos…hemos restaurado, hermoseado…curado afecciones que hemos logrado extinguir…y nuestros esfuerzos son el bien de nuestros semejantes y de toda la humanidad a la cual estamos obligados a contribuir.”
De ahí que se haya titulado este artículo como La casa de un masón que trabajó en beneficio de la humanidad doliente.
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