LA TRAMPA PARA RATONES

LA TRAMPA PARA RATONES

En esta época en la que vemos un resurgir de movimientos racistas, xenófobos, homófobos, intolerantes, etc. quizá sea un momento adecuado para recordar la fábula de la Trampa para Ratones.  Dice así:

 “Érase una vez en una granja un ratón escondido en un agujero en la pared. Un día, mientras se asomaba a la cocina, vio al granjero y a su esposa organizando los artículos que acababan de comprar. El ratón enseguida se dio cuenta de que algo iba mal. Habían comprado una trampa para ratones.

Asustado, se volvió a meter en su escondite y de allí corrió a toda velocidad a avisar a los animales de la granja. Pero le recibieron con indiferencia. “Han comprado una trampa para ratones”, le contó a la gallina. El ave se rio. “Lo siento por ti, amigo ratón, pero a mí eso no me preocupa”. Entonces el roedor acudió al cerdo. “Tienen una trampa para ratones”. Y el cerdo le dijo: “tienes mala suerte, rezaré para que no te pase nada”, pero tampoco le hizo más caso. El ratón fue entonces a ver a la vaca, y esa tampoco se inmutó por la noticia: “pequeño ratón, soy una vaca, no tengo nada que temer de una trampa para ratones”.

El diminuto roedor se fue triste de vuelta hacia su escondrijo, determinado a enfrentarse solo a los peligros de la máquina infernal.

Durante la noche el ruido característico del resorte de la trampa rompió el silencio. La mujer del granjero se levantó inmediatamente para comprobar cuál había sido la presa. Pero con las prisas, no tuvo cuidado, y no se dio cuenta de que lo que la trampa había atrapado era la cola de una serpiente venenosa. El animal, furioso, mordió a la granjera.

El granjero llevó a su mujer rápidamente al hospital, y poco después ella volvió a casa, con una pequeña fiebre. El hombre pensaba que el mejor remedio contra la fiebre era un buen caldo de gallina, así que cogió su hacha y fue a matar a la gallina. Pero la mujer no mejoraba. A medida que su salud iba empeorando, los amigos de la pareja se acercaron a visitarla, y para darles de comer el granjero tuvo que matar al cerdo. Finalmente la mujer murió, y tantas personas fueron al funeral que al hombre no le quedó más remedio que sacrificar a la vaca para poder tener carne suficiente para todas.

El ratón presenció todos los acontecimientos con gran tristeza. Sus amigos no se dieron cuenta de que cuando un peligro acecha a un solo miembro del grupo, todos están en peligro”.

Esta fábula también nos trae a la memoria el famoso poema “Primero vinieron…” del pastor protestante luterano Martin Niemöller, aunque muchos se lo atribuyen erróneamente a Bertolt Brecht:

“Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,

guardé silencio,

ya que no era comunista,

 

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,

guardé silencio,

ya que no era socialdemócrata,

 

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,

no protesté,

ya que no era sindicalista,

 

Cuando vinieron a llevarse a los judíos,

no protesté,

ya que no era judío,

 

Cuando vinieron a buscarme,

no había nadie más que pudiera protestar”.

 

O el famoso vídeo en contra del fascismo y totalitarismo “he oído este discurso antes”, del que os ponemos el link:

https://www.youtube.com/watch?v=XAMFP9Z0bhI

 


 

“Primero vinieron…”, Martin Niemöller:

https://es.wikipedia.org/wiki/Primero_vinieron%E2%80%A6

 

“He oído este discurso antes”

https://www.youtube.com/watch?v=XAMFP9Z0bhI


La francmasonería no profesa ningún dogma y trabaja en una permanente búsqueda de la verdad, por ello las disertaciones publicadas en esta web no deben ser interpretadas como el posicionamiento de la Logia Gea en los temas tratados, sino como la expresión de la opinión de uno de sus miembros con el objetivo de incitar a la reflexión y al debate constructivo que nos permite cumplir con los deberes masónicos con un mejor conocimiento de causa.


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