RETAZOS MASÓNICOS EN LA NOVELA GUERRA Y PAZ

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RETAZOS MASÓNICOS EN LA NOVELA GUERRA Y PAZ

La masonería ha sido protagonista en fragmentos de importantes obras literarias a lo largo de la historia. En esta ocasión, nos centraremos en Guerra y Paz de León Tolstói, el célebre novelista ruso considerado uno de los más grandes escritores de todos los tiempos.

Publicada por primera vez en 1869, esta obra narra la vida de varias familias rusas entre 1805 y 1813, siendo considerada una de las cumbres de la literatura universal debido a su complejidad temática y su profunda exploración de la condición humana en el marco de los grandes eventos históricos. Si bien gran parte de los estudios sobre la obra se enfocan en las narrativas de guerra, política y relaciones interpersonales, hay un aspecto menos tratado que merece nuestra atención, las referencias a la masonería a lo largo de la novela a través de uno de sus protagonistas, Pierre Bezukhoz.

La masonería, con su rica tradición de fraternidad y simbolismo, se presenta como un trasfondo ideológico que influye, de manera sutil pero significativa, en las decisiones y destinos de varios personajes. Aunque no es un tema central, la masonería sirve como un recurso simbólico que refleja las tensiones sociales, políticas y espirituales del siglo XIX, particularmente en Rusia. Este fenómeno se enmarca dentro de un contexto de ideologías y movimientos filosóficos y espirituales que buscan transformar o redimir la sociedad.

Antes de adentrarnos en los fragmentos seleccionados de la novela, es importante resaltar que la masonería, si bien ha mantenido sus valores fundamentales a lo largo de los siglos, también ha evolucionado con el tiempo. En la época en la que se sitúa Guerra y Paz, la masonería era exclusivamente masculina.

Pero esto cambió el 14 de enero de 1882 cuando María Deraismes fue iniciada en la logia Librepensadores al Oriente del Pecq. No obstante, hubo dificultades e impedimentos a dicha iniciación, siendo suspendida como masona 4 meses después.

En colaboración con George Martin en 1893 crean la primera Logia mixta de la cual nació la Gran Logia Simbólica Escocesa Le Droit Humain, estableciendo la igualdad entre el hombre y la mujer. En 1896 adquiere el estatuto de Obediencia y en 1901 pasa a denominarse Orden Masónica Mixta Internacional Le Droit Humain – El Derecho Humano.

La autora de esta reseña es mujer y masona, miembro de la Respetable Logia Gea perteneciente a la Gran Logias Simbólica Española (GLSE), y como tal, me gustaría aclarar que en nuestra Logia no existen dogmas y no se discute de política ni de religión, pues acogemos cualquier opinión y creencia siempre que sea respetuosa con los derechos humanos.

Veamos pues algunos fragmentos de Guerra y Paz en donde aparece explícita la referencia a la masonería.

GUERRA Y PAZ. PARTE V. CAPÍTULO II

—…Permítame que le pregunte: ¿es usted masón?

—Sí; pertenezco a la Hermandad de los masones libres—contestó el viajero mirando con expresión cada vez más escrutadora a los ojos de Pierre—. Y le tiendo fraternalmente la mano, tanto en mi nombre como en el de ellos.

—…Nunca me atreveré a decir que poseo la verdad—contestó el masón, sorprendiendo cada vez más a Pierre por la firmeza y la precisión de sus palabras—. Nadie puede alcanzar la verdad estando solo. Con una piedra tras otra, con la participación de todo el mundo y a través de millones de generaciones, desde nuestro antepasado Adán hasta nuestros días, se estará erigiendo el templo que ha de ser la morada digna de Dios—añadió cerrando los ojos.

—Debo decirle que no creo, no creo en Dios—pronunció Pierre con pesar y haciendo un esfuerzo.

Se sentía obligado a declarar la verdad.

 …—La sabiduría más profunda no se basa sólo en la razón, ni en las ciencias, como la Física, la Historia, la Química, en las que se divide el conocimiento intelectual. La sabiduría superior es única. Tiene una sola ciencia, la ciencia universal que explica la creación del mundo y el lugar que ocupa en él el hombre. Para encerrar en sí mismo esa sabiduría, es preciso que el hombre se limpie de impurezas y renueve su yo interior. Por tanto, antes de saber hay que creer y perfeccionarse. Para alcanzar esos objetivos, se ha introducido en nuestra alma la luz divina que se llama conciencia.

—Sí, sí—afirmó Pierre.

—Contempla con tus ojos espirituales tu yo interior y pregúntate si estás contento de ti mismo. ¿Qué has alcanzado guiándote sólo por la inteligencia? ¿Qué eres? Es usted joven, rico, inteligente e instruido, señor mío. ¿Qué ha hecho con los bienes que le han sido concedidos? ¿Está contento de sí mismo y de su vida?

... En su alma no quedaba ni una sombra de sus antiguas ideas. Creía firmemente que era posible la fraternidad entre los hombres, unidos a fin de ayudarse mutuamente en el camino de la virtud. Así se le aparecía la masonería.

CAPÍTULO III

 —…¿Qué idea tiene usted de la francmasonería?

—Creo que es la fraternidad y la igualdad de los hombres con fines virtuosos —replicó Bezujov avergonzándose, a medida que hablaba, del contraste de sus palabras con la solemnidad de aquel momento—. Creo que...

—Bien—añadió Smolianinov, sin duda satisfecho de esta respuesta—. ¿Ha buscado usted en su religión los medios para alcanzar la meta?

—No. La consideraba falsa y no he seguido practicándola—replicó Pierre en voz baja.

Smolianinov, que no lo había oído, le preguntó qué decía.

—Era ateo—explicó Pierre.

—Busca usted la verdad para seguirla, es decir, busca la sabiduría y la virtud, ¿no es eso? —inquirió Smolianinov después de un momento de silencio.

—Sí, sí—afirmó Pierre.

Smolianinov tosió y, cruzando las manos enguantadas sobre el pecho, comenzó a hablar:

—Ahora debo revelarle el objetivo principal de nuestra Orden. Si ese objetivo concuerda con el suyo, su ingreso en nuestra fraternidad será provechoso. La finalidad esencial, la base de nuestra orden, que ninguna fuerza humana puede echar abajo, consiste en la conservación y transmisión a la posteridad de cierto misterio importante... que llega a nosotros de los tiempos más remotos, incluso del primer hombre. Tal vez dependa de ese misterio el destino del género humano. Nadie puede conocerlo ni beneficiarse de él si no está preparado por una larga y perseverante purificación: no todos pueden esperar hallarlo en breve.

Por tanto, tenemos otra finalidad: preparar a nuestros miembros en la medida de lo posible, corregir sus corazones, purificarlos y dar luz a su intelecto, con medios que nos han sido revelados por hombres que han trabajado en el descubrimiento de ese misterio, y, por consiguiente, hacerlos aptos a recibirlo. Al purificar a nuestros adeptos, procuraremos también corregir a todo el género humano ofreciéndole con nuestros miembros el ejemplo de la piedad y de la virtud. De esta forma luchamos con todas nuestras fuerzas contra el mal que reina en el mundo. Medite sobre esto; ahora volveré—dijo abandonando la estancia.

—Luchar contra el mal que domina el mundo—repitió Pierre.

 

CAPÍTULO IV

El gran maestro se puso a leer los estatutos. Eran muy largos y, debido a la emoción y a la vergüenza, Pierre no estaba en condiciones de enterarse. Se fijó únicamente en las últimas palabras, que quedaron grabadas en su memoria:

 

….. En nuestros templos no conocemos más grados—leyó el Venerable Maestro— que los que se hallan entre la virtud y el vicio. Ten cuidado de no establecer diferencias que puedan quebrantar la igualdad. Corre en ayuda de un hermano, sea quien fuere, indica el camino al que se ha extraviado, levanta al caído y nunca sientas ira ni odio hacia un hermano. Sé afectuoso y amable. Fomenta el fuego de la virtud en todos los corazones. Comparte tu felicidad con el prójimo, y que jamás la envidia perturbe este placer. Perdona a tu enemigo, no te vengues de él, págale con el bien. Cumpliendo así la ley suprema, encontrarás las huellas de tu antigua grandeza malgastada”, concluyó.

Y levantándose, abrazó y besó a Pierre.

 Este, con lágrimas de alegría en los ojos, miraba en torno suyo sin saber qué contestar a las felicitaciones de los que lo rodeaban. En todos tan sólo veía a unos hermanos y ardía de impaciencia por trabajar con ellos...


León Tolstói, Guerra y Paz;

https://es.wikipedia.org/wiki/Guerra_y_paz  


La francmasonería no profesa ningún dogma y  trabaja en una permanente búsqueda de la verdad, por ello las disertaciones publicadas en esta web no deben ser interpretadas como el posicionamiento de la Logia Gea en los temas tratados, sino como la expresión de la opinión de uno de sus miembros con el objetivo de incitar a  la reflexión y al debate constructivo que nos permite cumplir con los deberes masónicos con un mejor conocimiento de causa.


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